lunes, 13 de marzo de 2023

El Señor Pope, cuento

En una granja vecina de la chacra de mis abuelos vivía el Señor Pope, sobrenombre que todos le decíamos, porque su verdadero nombre había quedado olvidado por los vecinos al siempre mencionarlo por ese extraño sobrenombre, que ni sabíamos que significaba.
Era un ser huraño, vivía solo desde hace muchos años y tenía tan mal humor que la mayoría de la gente había dejado de tratarlo; menos mi amado padre que cada vez que pasaba por la granja detenía el caballo del sulky para entrar a saludarlo... Alguna vez lo acompañe, pero me aburría con ellos, porque charlaban o realizaban alguna tarea de la granja y mientras eso sucedía ninguno de los dos me prestaba atención...Es muy posible que sus charlas fueran tan apasionadas sobre determinados temas que no reparaban mucho en mi presencia; que dicho sea de paso al ser un niño tampoco trataba de interrumpirlos demasiado.
Me entretenía jugando con los perros de la granja, cuando los miraba correr algún conejo era para mi el mejor momento, los animales se esforzaban por cazarlo y el conejo por evadirlos, no siempre lo conseguía, pero me sentía feliz cuando el pequeño animal se les escapaba.
Un día ya algo mayor deje de acompañar a mi padre y entonces sucedió algo que marcó mi vida para siempre, en el buen sentido de la palabra desde aquel echo fui mejor persona.
Fue cuando un día mi padre enfermo y ya no pudo hacer las labores de la chacra; se lo notaba triste; paso esos primeros días, luego del diagnostico médico recluido en su dormitorio, apenas salía almorzar o cenar; pero a los pocos días recibió una visita inesperada: era la de su amigo y vecino el Señor Pope.
Mi padre había quedado viudo a cargo de nosotros; tres hijos menores, una mujer y dos varones y al ver venir de visita al anciano amigo se sorprendió, era la primera vez en su vida que nos visitaba, siempre había sido mi padre el que se llegaba hasta su granja; sin pedir nada a cambio solía ayudarlo y cuando alguien le preguntaba porque ayudaba a un hombre de carácter tan desagradable solía decir. ¡¡¡Conmigo es buena persona, respeto sus silencios cuando veo que se retrase en si mismo, o cuando lo noto de mal humor, pero el también aprendió a entender mi carácter; creo que logramos congeniar muy bien, por eso somos amigos!!!
El señor Pope llegó a casa con su carro cargado de mercadería que dejó en casa, más allá de la negativa de mi padre, que en un principio le pidió que no se molestara; el la dejo igual y en realidad nos hacía mucha falta, desde aquel día el hombre venía por casa y ayudaba a mi hermano mayor hacer las tareas rurales y luego, al atardecer entraba en casa y mateaban con mi padre; se los veía felices, está era la oportunidad para Pope de devolverle todas las gentilezas que había tenido con el mi padre, pero no lo hacía como sintiéndose obligado, se lo veía feliz.
Un año después falleció mi padre y para nosotros y para el, fue un dolor muy grande; éramos aún muy jóvenes, apenas adolescentes y la vida nos ponía a prueba, pero fue el amigo de mi padre que generosamente nos ayudó en todas las labores y hoy al pasar los años y con Pope ya anciano, mis hermanos y yo, lo consideramos un miembro más de la familia.
Quizás la familia que el nunca tuvo, la encontró en los hijos de su amigo.

Autor Nestor O Salgado

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