Porque si lo hacemos correctamente, bajo un marco de dignidad y cuentas claras la generación de riquezas no está en contra de ningún tipo de espiritualidad ni de moral.
Los principales patriarcas y dignatarios religiosos fueron bendecidos por Dios y muchos de ellos eran personas ricas; aunque debemos ser sinceros sabiendo que la prédica de Jesucristo apuntaba a la riqueza interior de la persona; eso sucede con muchas personas que tienen dinero y conservan una humildad a veces hasta superior a las personas pobres; en lo personal conozco varios pobres bastantes orgullosos, vanidosos y soberbios, lo cual nos habla claramente que no solo son pobres económicamente sino también pobres de espíritu.
También existen este tipo de personalidades entre las personas multimillonarias; vanidosos; soberbios y que hacen ostentación del poder que tienen.
Tenemos que ser conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos cuando la vida nos ha premiado con fortaleza financiera; el compartir con los más necesitados generará mayor bienestar emocional y sobre todas las cosas mayor unidad con el prójimo.
Néstor Salgado consejero, escritor
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