Cerro sus ojos y quedó inmóvil, pasaron las horas y allí estaba en armonía consigo mismo; aunque a su alrededor seguían pasando los monjes y los hombres y mujeres que vivían como sirvientes del lugar, el parecía no perder su concentración.
Hasta que escucho la voz del administrador del lugar dirigiéndose al personal del Monasterio.
Señores....Ya está el sueldo depositado en el cajero; a lo cual varios respondieron con un !!!Hurra,que bueno!!! Y salieron rumbo al banco: Pero fue el monje* el primero en llegar con su manta arrollada bajo el brazo.
(Aclaración del Autor: es un relato con humor e ironia; un verdadero maestro suele estar despojado de intereses materiales, salvo sea un seudo maestro de la nueva era o un Pastor de la prosperidad, que te puedo asegurar esta mas interesado en lo que contiene un cajero que en tu felicidad personal
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Muchas gracias